jueves, 24 de julio de 2008

La Revolución Digital

“LA REVOLUCION DIGITAL”
por Pedro Meyer

"Una vez le preguntaron al gran escritor Jorge Luis Borges lo que pensaba de cierta traducción de una de sus obras, y su respuesta fue "El original no hace justicia a la traducción". Hoy, la fotografía es enfrentada de manera muy parecida por las imágenes digitales".
Pedro Meyer


Este es un resumen del artículo original que se publicó en zona zero.

…la Revolución Digital ya la tenemos encima, y ésta sin duda va a tener una influencia sobre nuestras vidas tan grande o posiblemente mayor, de lo que en su momento tuvo el advenimiento del motor de combustión interna, está por demás decirlo que no existe alguien que no haya sido tocado en su vida por la existencia de dicho invento, en consecuencia podemos especular sobre la trascendencia que pueda llegar a tener, la revolución digital.

Para entender mejor su trascendencia y lo que está en juego, hay que saber que la Revolución Digital ya comienza a transformar, nada menos que el modo en que producimos, distribuimos y consumimos: todo lo que se relaciona a los medios de comunicación, el entretenimiento, educación, viajes, administración, la ciencia, el arte, y la guerra, por solo mencionar algunos ejemplos.

Dentro de esa gigantesca ola de cambios que comienza a desplegarse a nuestro derredor, la fotografía sólo representa una variante mínima. Si alguien todavía abriga alguna duda de que las nuevas tecnologías vayan a transformar a fondo todos los aspectos de la fotografía, es porque no ha tenido la oportunidad de cerciorarse de lo qué esta ocurriendo con las innovaciones que se vienen anunciando a diario, o sencillamente porque se niega a reconocer tal evidencia.

Los sacudimientos socio económicos de origen tecnológico, cada vez más apresurados, que en particular se manifiestan en el mundo industrializado en ésta recta final del siglo veinte, también tocaran a nuestras puertas, tarde o temprano. Como reza el dicho: “Cuando vez la barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar”.

La historia particular de las angustias que sufren las personas, a medida que transitan por estos cambios profundos, es algo que por lo general se encuentra sepultado bajo un alud de estadísticas impersonales, que en los encabezados de los diarios en su sección de economía, solo nos dicen: “25,000 personas despedidas de sus empleos”.

Para darnos cierta perspectiva sobre la velocidad de los cambios tecnológicos y sus consecuencias, me remito a un ejemplo que por sus dimensiones deja de ser un caso marginal, para convertirse en motivo de profunda reflexión. Me refiero a lo ocurrido a la empresa IBM en estos últimos seis años: en ese breve lapso, la IBM ha tenido que despedir a cerca de 175,000 trabajadores, entre obreros, administradores y científicos y todavía se piensa que seguirán mayores reajustes; tambien ha tenido que absorber pérdidas astronómicas y cerrar numerosas plantas de producción y laboratorios, en distintas partes del mundo. Y finalmente ha tenido que enfrentarse a la merma en el valor de sus acciones, al reducirse éstas hasta en un 70% del valor alcanzado en sus mejores tiempos.

Cada quien conforme a su temperamento buscará responder frente a los cambios que se están dando. Algunas personas buscaran refugio del “huracán”, negando o rechazando su existencia. Otras más, no lo negarán, pero igualmente no harán nada, pensando que “de alguna forma ya se re¬solverá”, y finalmente habrá otro grupo de personas, que piensen que lo que más les conviene es prepararse para sacarle provecho a las transformaciones que se inician.

En el segundo caso, aquellos que escogen asumir la realidad con el fatalismo de que “de alguna forma se resolverá”, es evidente que no están ejerciendo su libre albedrío, lo que a su vez es posible que provenga de sentirse en estado de indefención, sea éste real o percibido. Sentir que las soluciones nos rebasan, a su vez nos impide contemplar cualquier otra acción práctica que no sea la de esperar “a ver qué pasa”. Sin duda existen muchos aspectos de la vida en que no nos queda más remedio que ser así de fatalistas. Basta pensar en la mayoría de esos trabajadores de la IBM que perdieron sus empleos sin tener algo que ver con las decisiones erradas por parte de la dirección de la empresa.

La tercera alternativa --la de asumir los cambios como una oportunidad para enfrentarse a un reto-- requiere en primera instancia de información. Estoy convencido que la resignación, y la negación prosperan con más facilidad cuando impera la desinformación. En contraste tenemos que a medida que estamos mejor enterados de lo que acontece y de las alternativas reales, tanto mayor será nuestra capacidad para tomar iniciativas inteligentes.

El reto está en adquirir las habilidades necesarias para ir aprovechando la Revolución Tecnológica en la medida que la misma se está desplazando. Es el típico caso de ir haciendo el camino al andar. No solamente existen consideraciones serias que hay que asumir con relación a las inversiones requeridas, --tales como tiempo para el aprendizaje, por un lado, y recursos económicos para allegarse de los equipos, por el otro-- también hay que enfrentar otro gran reto, el asociado con los criterios conceptuales del propio trabajo. Se necesita volver a examinar las soluciones visuales del pasado, con vista a las nuevas oportunidades para resolver el eterno dilema de la forma y el contenido.

En la actualidad, ya no estamos limitados en nuestro proceso creativo por las barreras tradicionales determinadas por la óptica o la química. Ahora, al disponer de los medios para rebasar muchos de esos impedimentos, es posible aspirar a nuevos resultados en nuestra producción creativa, dando por descontado, que vendrán nuevos escollos en la medida que la tecnología digital se vaya estableciendo. La bondad de los nuevos procesos solo tendrá vigencia, aparte de los criterios económicos, si nos permite replantear la imagen fotográfica, que a su vez puede ayudarnos a nuevas formas de percibir el mundo que nos rodea. Recordemos como la pintura cambio a partir de la presencia de ese proceso llamado fotografía; ahora será el cine y la fotografía, entre otros, quienes se tengan que replantear su destino con la aparición de los procesos digitales.

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